
Los mapas de vigor y de suelo son útiles para el correcto monitoreo del estado nutricional del Olivar
En el Oeste Argentino, desde la provincia de Catamarca, pasando por La Rioja, San Juan, hasta la provincia Mendoza, se extienden los llamados Valles Cordilleranos, con grandes y pequeñas explotaciones olivícolas. Caracterizadas mundialmente por la alta calidad de aceite y hoy en día con elevados rendimientos por hectárea.
La región, fue pionera en la implantación de olivares de alta densidad siguiendo tendencias que se impusieron en el mundo olivícola. Estos modelos productivos, revolucionaron la cultura tradicional, modificando los marcos de plantación de cultivo, desde las 100 plantas por hectárea, a 400 y en estos últimos años proyectos que van de 800 plantas por hectárea (cultivo semi-intensivo), 1200 plantas por hectárea (cultivo intensivo), y por último 1700 plantas por hectárea (cultivo super-intensivo). Estos últimos tres marcos de plantación son los conocidos como olivos compactos, los cuales permiten mecanizar el 100% de las labores y a su vez producir mayor rendimiento de aceite por hectárea.
Las plantaciones, modernas, en general fertirrigadas, y altamente mecanizadas, implican un manejo muy cuidado de la gestión técnica. La nutrición adecuada del cultivo pasa a ser clave ya que asegura estabilizar rindes y calidades. Estos modelos de alta inversión inicial no admiten vecería o añerismo ya que en una serie productiva relativamente corta (20 años), dos o tres años de descarga, pueden implicar la inviabilidad del negocio.
Es por esto que los especialistas en nutrición, venimos hace tiempo ajustando modernas herramientas de monitoreo del estado nutricional de cultivos de olivar, de las cuales hay dos que a nuestro modo de ver nos parecen de suma utilidad.
Por un lado, los mapas de vigor, o índice de vegetación de diferencia normalizada, también conocido como NDVI por sus siglas en inglés, y por otro los mapas de suelo.
Mapas de vigor y de suelo
Los mapas de índice de vigor (NDVI), los utilizamos para estimar la cantidad, calidad y desarrollo de la vegetación con base a la medición de la intensidad de la radiación de ciertas bandas del espectro electromagnético que la vegetación refleja.
En cuanto a los mapas de suelo, su confección, comienza a partir de la toma de muestras georreferenciadas a campo. A diferencia de los mapas de vigor, requieren un tiempo en su elaboración, ya que consta de cuatro etapas.
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